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107 Pág. Escritores Zeltia G.

 

No se oyeron plañidos ni elegías...
Acepté el adiós como quién hiel traga,
matando el sol que alumbraba mis días.

Sin mí, la musa volverá a su fraga.
No tendrá más mi ternura y poesías...
Cual alma inerte que en soledad vaga.

 

 

*****

 


II


(Triste Musa desde su destierro...)

¡Oh... Mi Señor! ¡Fui sol, luna y ensueño!
Seducida a cruel antojo y voluntad,
como si una Musa fuera propiedad
al capricho y desidia de su dueño.

 ¡Espesa es la negrura del desprecio!
De ser diosa en las noches de arrebato,
a despojo que olvida el insensato...
¿Y pretende que pague innoble precio?

Sabe bien como subyugar mi alma.
¿Por qué me ha abandonado en triste pecio,
sin versos, ni velas y un mar sin calma?

Envuelta de ilusión voy muy despacio.
Aún guardo resabios de ardiente flama
de ese romance que colmó mi espacio.